• Primeros pasos para el establecimiento de la Estación Biológica El Frío

    1975 – Gracias a las gestiones del Dr. Javier Castroviejo, a la acogida de la familia Maldonado y al Instituto de Cultura Hispánica, a primeros de mayo viajé solo hasta Caracas donde permanecí unos días estableciendo contactos con personalidades relacionadas con la Biología. Entre estos primeros encuentros fue muy cordial el que tuve con Pedro Trebbau, recientemente fallecido, director del zoológico de Caricuao.

    Dos o tres días después viajé a Valencia, sede de la compañía Invega, y como Alvaro Maldonado, que era nuestro contacto directo, estaba en el extranjero, fue el Administrador de la Compañía INVEGA, Sr. Fernando Batista quien me puso en contacto con Hermógenes, el encargado de la Finca en ese momento, quien me llevó en coche hasta el Hato “El Frío”, donde pasé los primeros días explorando el entorno.

    Empecé poco a poco a darme cuenta de la enorme diversidad de especies animales y vegetales, y de la belleza de todos los paisajes. No sólo diversidad de especies sino además una gran abundancia de ejemplares de cada especie. No conocía nada comparable. Me encontraba en un lugar verdaderamente extraordinario.

    Comencé mis observaciones del comportamiento y ecología del Araguato rojo (Alouatta seniculus) que se convertiría en el objeto de mi tesis doctoral, dirigida por el Dr. Fernando Alvarez, al mismo tiempo que me iba familiarizando con las demás especies.

    Archivo Histórico Álvaro Maldonado

    En uno de los bosques isla de “El Frío”, donde observaba el comportamiento de un grupo de araguatos, conocí a Cailás y a su familia, con la que poco a poco desarrollé una amistad. Un día Cailás me dijo que era conveniente que en mis recorridos me acompañara su hijo Esteban, pues consideraba que había ciertos peligros. Y así fue. A partir de entonces, Esteban me acompañó en los censos que realizaba por todos los rincones de la finca y al final se convirtió en el imprescindible ayudante de investigación de todos los biólogos que, en años sucesivos, se fueron incorporando a la Estación Biológica “El Frío”.

    Una pequeña anécdota para recordar la personalidad llanera de Esteban: un día que andábamos detrás de los araguatos en un denso bosque me di cuenta de que estábamos dando vueltas en círculos pues siempre salíamos al mismo árbol, le dije entonces “Esteban estamos perdidos” y él me contestó “no Doctor, perdidos no, estamos extraviados.

    En el mes de agosto de ese mismo año, me visitaron unos amigos de Doñana, el famoso pintor Jorge Camacho y su mujer Margarita, que acababan de inaugurar una exposición de sus pinturas en Caracas, y que venían acompañados de Alain Gruger y su mujer MªJo. A pesar de mis precarias condiciones, pude alojarlos y pasaron unos días en “El Frío”. Después que se marcharon, recorrieron durante meses otras regiones de Venezuela y las Guayanas fotografiando aves y registrando cantos de pájaros, de los que eran unos apasionados. Posteriormente harían una exposición en Paris de estas fotografías que después donaron a los archivos de la Estación Biológica de Doñana.

    Archivo Histórico Álvaro Maldonado

    También en ese mismo mes llegaron a Caracas Javier Castroviejo, Carlos Ibañez, Antonio (un joven colaborador) y se encontraron con Franca Jordá que fue la única que vino a Venezuela en barco. Carlos, y Antonio vinieron casi inmediatamente a “El Frío”, mientras Javier hacía gestiones en Caracas y Valencia para reunirse poco después, él y Franca, con nosotros. Una vez juntos estuvimos trabajando para ir completando poco a poco un inventario, lo mas completo posible, de la fauna de “El Frío”.

    Carlos comenzó también a recoger datos para su Tesis Doctoral que versaría sobre la comunidad de murciélagos de “El Frío” bajo la dirección de Javier Castroviejo.

    Después de aproximadamente un mes Javier y Antonio volvieron a España y nos quedamos Franca, Carlos y yo con las infraestructuras muy mejoradas gracias a las gestiones de Javier. Sobre todo por fin teníamos por primera vez un vehículo todo terreno con el que desplazarnos por toda la finca, una pequeña cocina y material de laboratorio.

    A mediados de Octubre Franca, Carlos y yo hicimos una primera expedición a la Sierra de Perijá, donde nos instalamos en una Misión de los indios “Baris”; estuvimos haciendo algunas observaciones y tomando notas. Volvimos a “El Frío” para seguir con los trabajos de Tesis y en Navidad viajamos a España a pasar unos días con nuestros familiares.

    Estos fueron los primeros pasos para el establecimiento de lo que se llamaría y llegaría a ser la “Estación Biológica El Frío”. Estación que se fue desarrollando y acogiendo a numerosos científicos españoles y venezolanos publicándose numerosas tesis doctorales y trabajos en revistas científicas de impacto internacional; la Estación funcionó de manera continuada hasta la expropiación de 2008.

    Archivo Histórico Álvaro Maldonado

    En enero de 1976 volvimos a volar a Caracas donde recogimos un todo terreno y de allí viajamos a “El Frío” Franca Jordá, Carlos Ibáñez, Tomas Azcárate y Pilar Diaz de Losada recién casados, Solís Fernández y yo.

    En esta segunda época se nos asignó una casa más alejada del núcleo de viviendas central y que nos serviría también de laboratorio. Carlos y yo seguimos con nuestras tesis Doctorales, Tomás Azcárate comenzó la recogida de datos de la que seria la suya sobre la Biología y Comportamiento social del Chigüire (Hydrochoerus hydrochaeris) dirigida también por el Dr. Fernando Alvarez, Franca seguiría ayudándonos a todos en la transcripción de los datos que íbamos recogiendo, al mismo tiempo que se ocupaba de llevar adelante un diario general. Solís Fernández como experto taxidermista nos dirigía en la preparación de algunos ejemplares, ayudándonos a completar el inventario de la fauna de vertebrados y Esteban se iba formando como ayudante de investigación. Además de Esteban, en este segundo período contamos con la ayuda de Ramón, uno de sus primos.

    Archivo Histórico Álvaro Maldonado

    Ese invierno el Dr. Fernando Alvarez vino a pasar un mes con nosotros en El Frío con idea de supervisar las tesis de Tomás y la mía y darnos un impulso en la organización de nuestros datos. Aprovechamos también su estancia para organizar una expedición al Orinoco alto. Una vez que conseguimos todos los permisos para entrar en el Territorio Federal de Amazonas, volamos a San Fernando de Atabapo donde alquilamos un bongo que nos llevó río arriba, haciendo algunas paradas en diferentes misiones donde recogíamos datos de la fauna, así como pieles y cráneos de algunos ejemplares cazados y conservados en ellas.

    Ya en Orinoco alto, entramos en contacto con algunas tribus de Yanomamis que despertaron mi interés por trabajar en el dominio de la Etología humana, disciplina a la que me dedicaría unos años después. En toda nuestra estancia siempre tuvimos la ayuda de los llaneros que vivían en la finca y se dedicaban al cuidado del ganado. Quisiera destacar en el recuerdo a Cailás y la Negra Machado, Mirabás, Tita y al mecánico Pedro Martinez.

    En Zahara de la Sierra a 17 de mayo de 2021
    Francisco Braza Lloret

    Archivo Histórico Álvaro Maldonado